Entrar a comer a La Anita es como irse de vacaciones. El mundo, la mente y el caos diario se detiene para pasar a un caos mucho más agradable, del que brotan colores, adornos, recuerdos de diferentes países, aromas y sabores de platos increíbles, gritos de alegría y música inspiradora.
José Martín Dell’Acqua, alias «Satán» creó La Anita junto a su ex novia y actual socia hace más de ocho años. Nació como un almacén, un delivery de tartas y minutas en Acasusso. Pero gracias a la energía de Satán y su cuchillo tatuado en la cara interna del brazo -muestra de que lleva la cocina en las venas- los amigos del barrio comenzaron a quedarse a comer en la rotisería, y de una mesa grande en el jardín pasaron a tener tres restaurantes con una gran cantidad de fieles; fieles, porque que quienes comen aquí, lo viven casi como una religión.
Su nombre nació de un viaje; Satán vivía en Ibiza con su ex novia Jimena, y ahí se enamoraron de un bar llamado La Anita, que tiempo después le dio el nombre a su propia creación. Solo el nombre, porque el estilo de los tres restaurantes que hoy existen en Acasusso, el Bajo de San Isidro y en Maschwitz, tienen una personalidad distinguida e inimitable, como la de su dueño. Al llegar, sus tres amigos, al que él los bautiza como «los tres fantásticos», nos hacen lugar en una mesa y enseguida le piden a los mozos que nos traigan un vaso de vino. Uno de ellos es quien lo ayuda en la ambientación del lugar, y a quien le robó varios adornos y juguetitos de su anticuario para llevarlos al restaurant; otro es su mano derecha y otra es la diseñadora gráfica que le hace pinturas e ilustraciones.
Desde ese momento hasta el final de la nota, la espontaneidad fue la reina de la noche. Adornos de todo el mundo, cuadros, fotos, videojuegos antiguos, salvavidas, dibujos de sirenas y musas de piratas, flores, camisetas de Racing, manteles a cuadritos, banderines de colores, anclas de bronce, fotos de musas como «La Coca» Sarli, una carta que mezcla palabras y platos españoles, franceses, italiano e inglés: Todo está en constante movimiento, como si estuviéramos adentro de un barco, parando de puerto en puerto.
La magia de este lugar está en esa mezcla, que hace que vayan desde amigos de toda la vida y vecinos de San Isidro hasta personas de barrios lejanos y un grupo de motoqueros pertenecientes al «Club de las Motonetas Picantes», fundado por Satán. Él muestra orgulloso el anillo insignia de su club, y exhibe las fotos de todos sus viajes y aventuras. Mientras tanto, el aroma de los platos se empieza a sentir, y cuando llegan a la mesa, dan ganas de aplaudirlos: salmón a la suritalia, penne di mare, spaghetti con salmón, lomo toscana, brótola god save, tabla di mare, red hot chilli prawns, seafood salad, ensalada París, woks como el curry green chicken, son solo algunas de las creaciones marca registrada del dueño, que tiene una troupe de chefs a los que supervisa constantemente, para mirar cómo preparan cada plato y darles su toque final. Nada se escapa de sus manos. Su personalidad, sus gritos, su ironía y sus chistes, son algo natural, que baila al ritmo de las risas de sus amigos, y de la música que sale de su colección de vinilos: desde música francesa hasta soundtracks de Tarantino.
Mientras disfrutamos del salmón suritalia y los penne di mare, la diseñadora gráfica del lugar (ex moza) dibuja una mano con los nudillos escritos con la insignia «el jefe». Ese será uno de los cuadros del nuevo local de La Anita que se inaugurará próximamente: La Anita Brooklyn. «No es Brooklyn, es acá a tres cuadras pero no nos importa porque nosotros queríamos tener un restaurant en Nueva York» aclara Satán con una actitud «picante» que puede verse en la creatividad de su carta, que cambia a cada temporada. Al rato llegan los postres: una cremeé bruleé de ensueños, cristalizada con una capa de caramelo que al atravesarla tiene una deliciosa crema; un tiramisú con un sabor intenso y suave al mismo tiempo. Y todavía hay más en la carta que vale la pena probar: chocolate London, cheesecake de maracuyá, arroz con leche y más.
Todo eso es La Anita. Un club de amigos, un lugar para olvidarse de todo y disponerse a disfrutar del placer de comer bien y compartir historias, alegrías. Un lugar al que uno quiere volver al otro día, sin dudarlo un instante.
La Anita Maschwitz (Pesca – Veggie): Mendoza 1731 (11-6-245-7091)
La Anita San Isidro: Tiscornia 843 (4742-2655)
La Anita Brooklyn (Acasusso): Vuelta de Obligado 415
La Anita Catering: 11-3-037-1969 / 11-3-103-4002
http://www.laanitarestaurant.com.ar/
https://www.facebook.com/restaurantlaanita?fref=ts