“Rio de janeiro, gosto de você. Gosto de quem gosta. Deste céu, desse mar, dessa gente feliz”. Su exuberante naturaleza y su gente feliz, como proclamaba Caetano en “Vals de una ciudad”, encandila a casi todos sus visitantes que se van jurando volver pronto. Tres propuestas para pasar un día imperdible en Río de Janeiro.
Ligera, tropical y encantadora pareciera que Río de Janeiro embruja a quienes llegan hasta sus playas. La cidade maravilhosa no se ganó su apodo porque sí. Dentro de las incontables opciones, proponemos tres formas distintas de pasar un día en la ciudad en el que no falte tiempo para el clásico momento de relax: mirar el mar y la gente pasar en alguno de los chiringuitos de playa con caipirinha, cerveza o coco en mano o disfrutar de unos tragos por la noche en la terraza del Copacabana Palace o algún otro hotel con vista al mar.
En bondinho a Santa Teresa
Se le llama cariñosamente bondinho al tranvía que sube por las laderas del morro hasta Santa Teresa y ofrece vistas increíbles de la ciudad. En 2011, tras un accidente, dejó de funcionar. Después vinieron años de mejoras, refacciones y obras y un día en enero de 2016, este querido ícono de la ciudad volvió a las vías.
Los trencitos de hoy conservan la clásica estética antigua de aquellos que circulaban históricamente por el barrio. Pintados de amarillo se convirtieron en un símbolo y encarar este recorrido es para la mayoría un juego, una suerte de viaje en el tiempo que conduce a uno de los puntos de la ciudad más bohemios y con más historia.
El bondinho sale de la estación Largo do Carioca, en el centro comercial de la ciudad, pasa por sobre los recién pintados Arcos de Lapa y sigue hasta Largo dos Guimarães, calle principal de Santa Teresa en la que se concentran la mayor cantidad de restaurantes, bares y comercios del morro.
Cruzar en barco a Niterói
Solo por su vista de Rio de Janeiro ya vale la pena cruzar hasta Niterói. Se puede hacer en auto por el puente pero es mucho más romántico – y a veces también más rápido – cruzar en ferry. Los barcos salen desde Plaza XI y tardan menos de media hora.
¿Qué ver al llegar? Un clásico de la ciudad es el Camino Niemeyer, un recorrido de obras del famoso arquitecto Oscar Niemeyer y el segundo mayor complejo proyectado por él después de Brasilia.
El circuito se extiende durante 11 km siempre bordeando la costa, desde el Centro hasta el barrio de Charitas en la zona sur. Pasa por el MAC – Museo de Arte Contemporáneo -, el más famoso de los edificios de este paseo que parece un plato volador a punto de despegar. El Camino Niemeyer se diseñó con el objetivo de revitalizar la costanera de la ciudad y cubrirla de una sucesión de imágenes de tarjeta postal: la Fundación Oscar Niemeyer, el Memorial Roberto Silveira, el Teatro Popular de Niterói y la Estación Hidroviária de Charitas desde donde también se puede volver a Río.
Antes del atardecer, se puede subir al mirador del Parque de la Ciudad y ver desde ahí como el cielo se va poniendo rosa. Ir hasta Itacoatiara, la playa más linda de la ciudad vecina quedará para otra vez ya que implica dedicarle un día entero.
Recorrer la zona sur en bici
Descubrir Río en bici para muchos se asemeja a un sueño que se hace realidad de playa en playa. La ciclovía se extiende por toda la costa de la zona sur, desde Praia Vermelha, en Urca – pasando por Botafogo, Flamengo, Leme, Copacabana e Ipanema -, hasta Leblon. Además, los domingos y feriados las calles que bordean las playas se vuelven peatonales y se transforman en un desfile de bicis, skates y caminantes a pocos metros del mar.
El largo del recorrido será proporcional a las ganas de pedalear. Desde Leme hasta Leblon son 9 km. Se puede arrancar en el Forte do Leme (su nombre es Forte Duque de Caxias pero nadie lo conoce así) y de paso, subir hasta el fuerte y contemplar la vista panorámica del Cristo, el Pan de Azúcar, la vecina ciudad de Niterói, del otro lado de la bahía y de las playas de Copacabana, anticipando la próxima parada del recorrido.
Apenitas pasando las mansas aguas de Copacabana en el puesto 6, hay una estatua de bronce del poeta mineiro Carlos Drummond de Andrade y un poco más adelante, otra estatua de esta serie: el cantante bahiano Dorival Caymmi, autor de clásicos como Sábado en Copacabana. La transición entre Copacabana e Ipanema se aleja por unas cuadras del mar. La ciclovía sigue por la calle Francisco Otaviano hasta llegar a Aropador, la primera playa de Ipanema y buen punto para hacer un nuevo descanso, disfrutar del paisaje y de la compañía de Tom Jobim. Y es que ahí mismo se encuentra la estatua del mayor representante de la MPB. Tom parece estar caminado hacia Leblon, con el morro Dois Irmãos, emblema de las playas de Ipanema, como guía. Y hacia allí sigue el recorrido.
Ahora sí, hora de relajarse.
Agosto 2016