Cada uno tiene su público, diferentes especialidades y es más o menos chic, moderno o elegante. Sin embargo estas cuatro cocinas coinciden en que están regidas por la inspiración y la creatividad. Esto los convirtió en clásicos contemporáneos de la gastronomía carioca; unos porque no pierden vigencia desde hace más de una década, otros porque aunque son más nuevos, en seguida se convirtieron en favoritos. En todos los casos, es mejor reservar o ir temprano para no quedarse sin lugar.
Bohemio, ecléctico y mágico, Zazá Bistro Tropical tiene un encanto como de cuento de hadas dado por objetos de decoración y detalles de diferentes partes del mundo. Alfombras, telas y almohadones de colores cubren el salón principal y el de la planta alta donde se come en mesas bajas sobre almohadones y uno debe sacarse los zapatos para entrar. Podría tratarse de un lugar en oriente pero está en Ipanema. Es colorido y cálido, con luz tenue y velitas en todas las mesas.
La propuesta del lugar y la gastronomía es absolutamente original y única en la ciudad. Ofrece cocina fusión, súper contemporánea y sus platos tienen influencia de diferentes lugares como India, Marruecos, Japón y de la cocinas thai y vegetariana. En Zazá se combinan olores y sabores impensados: filet de pescado con palmito asado, puré de banana con jengibre, salsa velouté de curry y limón; couscous marroquí al curry con zanahoria, zapallito, cuadraditos de mango, ananá, pasas de uva y castañas de cajú; curry de pollo orgánico con legumbres, hongos, lemongrass, jengibre con leche de coco y banana acompañado de arroz jazmín con damasco y castañas o ravioles de remolacha con salsa de yogurt y almendras crocantes. Cada plato es una verdadera creación ya que para los fundadores del restaurante, comer es más que alimentar el cuerpo, es un encanto para los sentidos.
Ferro e farinha es tan sencillo y pequeño como convocante. Este localcito del barrio de Catete tiene una ubicación poco evidente y sin embargo, siempre hay gente esperando afuera. Sucede que adentro hay unos pocos lugares en la barra desde donde se puede ver el proceso de creación y afuera solamente dos mesas.
La especialidad de la casa es la pizza – elegida como la mejor de la ciudad por la revista Veja Rio- al horno de barro hecha con harina traída de Nápoles. Nada que envidiarle a la auténtica pizza italiana. Aunque su creador no es brasileño, tampoco es italiano. Sei Shiroma es oriundo de New York y llegó a Río en 2012 siguiendo a quien es hoy su mujer. Sei pasó parte de su juventud en el restaurant japonés que sus padres tenían en Manhattan y luego preparó pizzas en Brooklyn. Al llegar a Rio, diseñó un horno móvil, empezó cocinando en diferentes puntos de la ciudad, se fue haciendo cada vez más popular y en 2014 decidió abrir su propio restaurante.
El menú tiene cuatro opciones fijas, una pizza del día que depende de lo que el chef encuentre en el mercado y otros platos pequeños que varían por el mismo motivo. Pura inspiración de estación. Algunos ejemplos son: tartare de zanahoria, zapallitos y almendras, berenjenas con salsa de miso y saque, risotto de remolacha, feijão blanco con pulpo al fuego servido con pan de cebolla caramelizada y kimchi de la casa, preparación de origen coreano. Esta influencia oriental llega también a los dulces y se combina con tradición francesa en el nuevo postre: eclair de matcha (té verde) con chocolate.
Fiel a la alta gastronomía del grupo Fasano, la cocina de Fasano al Mare está a cargo del Chef Paolo Lavezzini, cocinero italiano criado en la Toscana quien llegó de la Enoteca Pinchiorri en Florencia, reconocida por sus tres estrellas Michelin.
Con el particular sello de Philippe Starck, el restaurante es como el hotel que lo alberga: lujoso, elegante y extravagante, con detalles como una araña de cristal Murano o columnas de mármol y cortinas de lino que cubren los ventanales sobre el mar en Ipanema, muy cerquita de Arpoador.
Paolo creó un rinconcito bien mediterráneo con un menú enfocado en pescado y marisco con acento italiano. Lo mejor es preguntar cuáles son las opciones de pesca del día. Burrata, carpaccio de vieira con huevos de salmón, aceituna deshidratada, mermelada de tomate y hierbas y spaghetti negro al ragú de pulpo acompañan la velada. Y si de pastas se trata, las opciones son muchas ya que se puede elegir la pasta y combinarla con cualquiera de las salsas. Cerrar con el clásico Tiramisú es trasladarse en cada bocado desde Brasil hasta Italia.
La marca registrada de Zuka es el fuego de su parrilla y su cocina a la vista. Ubicado en una concurrida calle de Leblon, se define también por su ambiente moderno y minimalista y por su cocina contemporánea con toques brasileños.
Su carta se divide en tres categorías: del mar, de la tierra y del aire y es variadísima. En ella se encuentra desde gazpacho servido con helado de limón, hamburguesa de la casa, ceviche, ñoquis crocantes hasta un atún semi crudo con tagliatelle de palmito e infusión de rábano picante. Su chef, Ludmilla Soeiro, está en cada detalle.
A los postres es mejor no resistirse: creme bruleê de mascarpone y dulce de leche, brownie tibio de chocolate salsa de caramelo y flor de sal o el que ya es una tradición de la casa: ovos moles con helado de canela y nueces picadas. Muito bom!
¿Dónde encontrarlos?
Zazá Bistró. Tropical. Rua Joana Angélica, 40, Ipanema.
Ferro e farinha. Rua Andrade Pertence, 42, Catete.
Fasano al Mare. Av. Vieira Souto, 80, Ipanema.
Zuka. Rua Dias Ferreira, 233, Leblon.