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Volver a la tierra

La vuelta a lo natural se viene dando de forma natural desde hace algunos años. En una charla con Angie Ferrazzini, creadora del mercado sustentable Sabe la Tierra  y pionera en la movida orgánica, hacemos un repaso sobre el boom que se dio en Argentina.

 

Alimentos orgánicos: son aquellos que  se cultivan o se elaboran usando métodos naturales. No usan aditivos químicos como fertilizantes artificiales, ni pesticidas ni compuestos sintéticos.  Tampoco se  cultivan plantas ni semillas transgénicas. Su objetivo es obtener alimentos sanos que cuiden a los consumidores y al medio ambiente.

En la última década,  la oferta de productos orgánicos creció a pasos agigantados y cada vez pisa más fuerte. Empezaron algunos pocos y como los panes y los peces, se multiplicaron y hoy es una multitud la que elige comer orgánico. Junto con el público creció también el mercado: restaurantes, almacenes, ferias, venta de frutas y verduras, cursos para todos los gustos y, hace poco hasta se lanzó la primera carne orgánica del país.

“Creo que es una tendencia natural del momento en que vivimos. Hay una vuelta a la tierra, a los alimentos recién cosechados, a lo saludable y natural. Yo lo sentí en el 2002, sentí que el camino era por ahí. En mi caso el cambio vino a partir del nacimiento de mis hijos porque quiero dejarles un planeta mejor que el que encontraron”, comenta Angie.

Para ella, la puerta de entrada fue el suplemento rural de una revista con el que viajó como periodista por todo el país haciendo notas a productores y emprendedores. Entonces sintió que había una necesidad de dar a conocer el trabajo del pequeño productor y empezó a soñar con abrir un mercado, formato que, desde siempre, le había fascinado. Y así fue como pasó del contar historias a escribir la suya.

“Cuando fundé Sabe la Tierra éramos los únicos en zona Norte del Gran Buenos Aires. Hoy hay cientos de restos, almacenes y ferias. Haber sido los primeros no fue fácil, había que instalar un nuevo concepto y recuperar el hábito de volver al mercado”, agrega. Y ese hábito no solo se recuperó sino que se fortaleció.

Alimentarse  de forma saludable no suele ser una decisión puntual en la vida de las personas sino que tiene que ver con la elección de un estilo de vida. Esta forma de comer está acompañada, casi como ecuación  básica acompañada de otros hábitos que vienen de la mano, como hacer la propia huerta, hacer actividad física y tener plena conciencia de lo que se come: conocer el origen de los alimentos y quiénes lo producen. ¿Las consecuencias? Menos enfermedades, más energía, tiempos menos acelerados.

Por dónde empezar

  • Como primeros pasos: reemplazar el azúcar blanca por una integral o mascabo, la sal común por sales marinas, las harinas blancas por integrales y las gaseosas por agua y jugos naturales.
  • Hay cada vez más de todo  en el ámbito: desde nutricionistas hasta retiros detox en los que durante tres días se hace un plan de desintoxicación. Hay muchas corrientes como el raw food, macrobiótica, ayurveda, vegana. “Cada uno debe encontrar la suya para cambiar la forma de alimentarse que no sea una dieta sino un cambio más profundo. Hay muy buenas nutricionistas trabajando en la alimentación consciente.

El dato: Bio (https://www.facebook.com/biosoloorganico/?fref=ts), restaurante orgánico además  de ser pionero en este tipo de alimentación, es el único con certificación orgánica de Argentina.

http://www.sabelatierra.com/