Si viajamos una década hacia atrás en el tiempo, esta tendencia era impensada en Argentina. La cocina asiática era una rareza, algo para pocos: mucho picante, salteados, curries, sopas de todo tipo que llegaron desde Corea, Tailandia, Vietnam, Camboya, Filipinas. Un pedacito de Asia llegó para quedarse entre el público porteño. Aquí tres propuestas muy en boga.
Sabores y colores
En 2008 Christina Sunae – nacida y criada en Estados Unidos pero de madre biológica coreana – decidió abrir las puertas de su casa porteña y empezó a recibir comensales a puertas cerradas, con un menú en pasos y previa reserva. Un deleite para los fanáticos que fueron cada vez más hasta que la casa quedó chica y junto con su marido, Franco Ferratelli, tomaron la decisión de pegar el salto y abrir en 2016 Sunae Asian Cantina (https://sunaeasiancantina.com/), un cálido, amplio y moderno espacio con aires tropicales que hoy funciona en el corazón de Palermo Hollywood y en el que los comensales se multiplicaron.
Aquí el menú ya no es fijo: la cocina está a la vista, la carta propone una mezcla de platos de distintos países del sudeste asiático y se caracteriza por el uso de ingredientes frescos, como pescados, hierbas y especias exóticas presentados con flores, colores y un toque bastante femenino.
Sunae Asian Cantina (https://sunaeasiancantina.com/). Humboldt 1626, CABA
Cultura asiática + materia prima porteña
Inaugurado en noviembre de 2017, estalló rápidamente con miles de reservas, muchas de ellas hechas a través de Instagram. Y es que el lugar, además de tener una propuesta gastronómica que mezcla elementos de la cocina local con otros de Asia, genera un impacto visual imponente por su meticulosa y llamativa decoración que andan dando vueltas por las redes sociales. Su estética es inclasificable, algo kitsch y sin dudas, cautivante: un techo de lámparas rojas de papel, un empapelado que cubre las paredes con la imagen de un niño gordo y, en cada mesa, una lámpara con la cabeza de un niño gordo, peceras redondas con medusas falsas, una barra baja y mesas bajas con sillas de caño y cuero y, vajilla y cubiertos traídos de Asia. Y como dato curioso, por pura casualidad, el dueño del local, un PH que supo ser restaurante de comida japonesa y peruana, es coreano.
La carta cuenta con una variedad de platos que combinan sabores de la comida china, coreana, y japonesa y productos argentinos. Así, el bife de chorizo se mezcla con las algas, el pescados se cocina a la parrilla y los dumplings de pato, uno de los platos más pedidos, se sirven «con fritas». A la cabeza de todo está Pedro Peña (también es responsable de Chori https://www.facebook.com/Xchorix/ y La Carnicería ( https://www.facebook.com/xlacarniceriax/) quien no quiso ponerle un nombre asiático e inspirado en las imágenes de niños robustos de la propagandas comunistas de Mao Tse Tung, bautizó a su restaurante.
Niño gordo https://www.facebook.com/Ni%C3%B1o-Gordo-1437047279736636/. Thames 1810, CABA
Es la opción clásica o, como ellos mismos dicen, la verdadera tradición nikkei. Es un rinconcito de Japón en Buenos Aires que acaba de renovar su nombre para que coincida con el de su nuevo local en el Barrio de San Telmo, San Telmo Shokudo https://www.facebook.com/santelmoshokudo/ . El lugar es sencillo y discreto, con algunos toques orientales. La comida es la única protagonista.
El Comedor Nikkai está en el edificio que funciona como la sede de la Asociación Japonesa en Argentina desde 1960 y mucha gente llega por su impecable sushi. Pero la recomendación es probar un poco de todo. Al sentarse en la mesa, una cazuelita de vegetales avinagrados recibe a los comensales como invitación de la casa. Después se puede seguir con la brochette (yakitori) de pollo con salsa teriyaki, tempura de vegetales, langostinos o mixto o una sopa de miso y platos fuertes como el arroz salteado con huevo y camarones (yakimeshi) o pollo y hongos sobre arroz (donburi) y cerrar con una curiosidad que vale la pena probar: helado de wasabi.
Comedor Nikkai www.nikkaishokudo.com. Independencia 732, CABA