Cultura

Camila Vilar

De niña, siempre había querido ser actriz y, a los 14 años, empezó a estudiar teatro. Sus ganas de dibujar nacieron en el ensayo de una obra de teatro para la que no quedó y nunca más se fueron. Aprendió a dibujar de forma autodidacta y después hizo algunos talleres de dibujo, graffiti, y grabado.
Se fue a Nueva York por tres meses y se quedó dos años. Allí hizo su primera muestra individual, ilustró un libro infantil y logró con éxito algo difícil para los artistas en la gran manzana, salir del taller para llevar su trabajo a la calle.

 

¿Cómo fue tu encuentro con la ilustración?

Mi historia con la ilustración nació de una forma muy inesperada hace casi seis años. Yo tenía un trabajo administrativo en una oficina y, en mi tiempo libre ensayaba para obras de teatro independientes o iba a castings de publicidad. Un día me llaman para audicionar para una obra que se iba a hacer dentro del circuito comercial de un director al que admiraba y con el que me interesaba mucho trabajar. Me pasaron la escena de la obra, y casualmente el personaje para el que iba a audicionar dibujaba durante toda la escena, así que fui a una librería, me compré una carpeta, un block y varios lápices. Después me junté con una compañera a preparar la escena, y mientras ensayábamos yo dibujaba (no hacía que dibujaba sino que dibujaba en serio) miraba los objetos con atención y los copiaba en el papel. Después mi compañera se fue y yo seguí entusiasmada dibujando.

Dibujó todos los objetos de mi casa, todos los que tenía en el escritorio, desde un cactus, hasta una biblioteca y los frascos con lápices. Después fue al balcón y dibujó las plantas. Una vez que había dibujado todos los objetos de su casa, fue a una plaza y dibujó los árboles. Al final en la obra de teatro no quedó, pero a partir de ahí descubrió lo mucho que le gustaba dibujar y no paró. Nunca supo a dónde la iba a llevar, ni tampoco lo hacía con algún objetivo, no se puso a pensar si era un hobby, o un posible trabajo, solo sabía que no podía dejar de hacerlo y que le gustaba un montón.  

¿Qué técnicas usas? ¿Con qué materiales trabajás? ¿Sobre qué soportes?

En general trabajo con lápices grafito sobre papel. Pero también me gusta llevar mis dibujos a distintos soportes. Desde ventanas, vidrieras, lámparas de vidrio o paredes. En general en estos casos trabajo con marcadores permanentes con distintas puntas. Últimamente también estoy incorporando tinta china y temperas sobre papel.

Dibujar vidrieras o ventanas tiene algo muy interesante, sobre todo el juego que se arma con la luz.  Mientras estas dibujando de repente algún dibujo se refleja perfecto en algún lugar inesperado. Entonces los dibujos pasan a ser distintos, cambian todo el tiempo dependiendo de la luz. También me gusta mucho dibujar murales porque implica sacar todo el proceso de un dibujo a la calle.

Tus dibujos tienen mucho de naturaleza y animales, ¿cómo surge esa elección?

Surgió intuitivamente. Cuando empecé a dibujar siempre elegía elementos de la naturaleza, nunca cosas que estuvieran intervenidas por el hombre. Primero empecé dibujando árboles, después seguí con plantas y animales, y poco a poco los empecé a mezclar hasta formar paisajes inventados, lugares que solo existen en mi imaginación. Si bien tomo elementos que existen en la naturaleza, los pongo en un contexto en el que no se respetan las escalas, ni las perspectivas. Me gusta partir de elementos reales para después buscar la poesía en las imágenes.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Qué te inspira?

Nunca esperé a estar inspirada o motivada para dibujar, puede que haya días que tenga más o menos ganas, pero no lo pienso mucho.  Al final siempre algo sale. Para mí no es necesario “estar inspirada” sino sentarse y ver qué pasa, hay días que pueden empezar sin mucha motivación y terminan apareciendo las mejores cosas.

¿Cómo influyó el Instagram o las redes sociales en general en tu trabajo?

Yo siento que me ayudó y me ayuda mucho a mostrar lo que hago. Estoy sola en mi taller haciendo un dibujo, le saco una foto y lo subo a una red y lo pueden ver muchas personas que sino no lo hubiesen visto, que quizás ni siquiera están en tu misma ciudad o país, así que creo que es una herramienta muy poderosa. En mi caso mucha gente me conoció gracias a las redes sociales, así que estoy súper agradecida.

¿Hay algún dibujo que te haya marcado por algo en particular?

Creo que cada dibujo que hice es muy especial para mí y marca un momento en el que estoy. Uno que me acuerdo como muy especial fue cuando dibujé las vidrieras de “Matcha Bar” uno de mis cafés preferidos en Brooklyn, New York.  Me acuerdo que estaba nevando por primera vez, hacía mucho frio y yo iba en bici por Brooklyn a dibujar la vidriera, ¡no podía más del entusiasmo! Hacía tanto frío que los vidrios se habían congelado así que les tuvimos que poner agua caliente para que la pintura se adhiera. Fue una semana de trabajo, en uno de mis lugares preferidos en Greenpoint, tomando café rico y escuchando buena música.