Viajes
Roadtrip de lujo
Además de la famosa Côte d’Azur, Francia cuenta en su otra costa, la atlántica, con lugares bellísimos dignos de descubrir. Desde Burdeos a San Sebastián, se traza una ruta playera, gastronómica y vitivinícola, que atraviesa pueblitos perdidos en el tiempo y ciudades costeras encantadoras.
Arquitectura y viñedos
Burdeos es una ciudad que combina a la perfección lo clásico y lo moderno. Son muchas las cosas que se pueden hacer y los lugares que se pueden visitar dentro del circuito turístico. Lo más recomendable -y autóctono- es disfrutar de los famosos vinos de la región junto con la amplia oferta gastronómica que se ofrece en la ciudad. También resulta indispensable destacar algunas de las perlitas que suelen pasar desapercibidas: Utopía, un cine y restaurant construido dentro de una iglesia; el jardín vertical de Square Vinet, diseñado por Patrick Blanc; y en el barrio de Chartrons, la calle Notre Dame donde se concentran muchas tiendas de diseño, decoración y moda, y a pocos metros, el mercado Place du Marché des Chartrons.
A 35 km hacia el noroeste se encuentra la pintoresca y antiquísima villa de Saint-Émilion. La mejor forma de conocer este pueblo es perderse caminando por sus callecitas ondulantes y angostas, para dejarse transportar por sus construcciones en un viaje a través del tiempo, que se remonta a épocas romanas. Vale la pena quedarse unos días para recorrer, en sus alrededores, los campos de vid y los históricos Château Gaudet y Château Ferrand –entre los más destacados-. Allí se pueden degustar y ver cómo se preparan los mejores vinos de la zona.
La costa atlántica y el País Vasco
A pocos kilómetros al sur Burdeos se encuentra Arcachón, sobre la bahía que lleva el mismo nombre. La ciudad está divida en 4 áreas llamadas como las estaciones del año. Las playas y la movida veraniega se concentran, por supuesto, en la Ville d’Eté. La costanera es el lugar ideal para probar un plato de ostras locales, allí se encuentran la mayoría de los restaurantes y cafés de la ciudad. Si bien resulta difícil salir del verano, es recomendable hacer un paseo a pie por la Ville d’Hiver, cruzar la bahía en barco hacia Cap Ferret, o ver las cabañas tchanquées, dedicadas a la pesca y al cultivo de ostras.
El gran atractivo natural de la zona es la Duna de Pyla (también llamada Dune du Pilat) que, con su extensión de 2,7 kilómetros de largo y 500 metros de ancho, genera la ilusión de un pequeño desierto. La vista desde la cima -alcanza los 110 metros de alto – es imperdible. Permite apreciar un contraste surrealista de texturas y colores entre la inmensidad del mar, la arena y la espesura del bosque de Landas.
Al continuar el recorrido hacia el sur, la ruta atraviesa el parque natural de Landas de Gascuña, un bellísimo y extenso bosque de pinares. En la ladera de los Pirineos Atlánticos, Biarritz y Saint-Jean-de-Luz son dos paradas obligadas. Estas ciudades del País Vasco Francés rememoran el encanto de lo que fue la Belle Époque, cuando estaba de moda bañarse en el mar junto a las sombrillas y carpas de colores marineros, o tomarse un café en las terrazas de los bares de la costanera. Las playas, ya un poco más rocosas, están llenas de vida, hay plataformas de madera, adentradas en el mar, para tomar sol o saltar desde los trampolines.
El recorrido termina en San Sebastián, conocida por el festival de cine, su amplia oferta gastronómica y las playas de mar azul en la Bahía de las Conchas. Los pinchos son uno de los platos más tradicionales de la comida vasca, ideal para acompañarlos con una caña al atardecer. Para los amantes de los platos gourmet, Arzak es el máximo exponente de la cocina vasca de autor y es uno de los restaurants más reconocidos del mundo que cuenta con tres estrellas Michelin. La carta está a cargo del aclamado chef Juan Mari Arzak y de su hija Elena Arzak. A pocos kilómetros, se encuentra la localidad Astigarraga, famosa por ser el epicentro de la tradición sidrera vasca; en la Sidrería Roxario se puede degustar sidra tirada de barril.
Al cruzar la frontera española se encuentra la localidad pesquera de Hondarribia (Fuenterrabía en español) que cada vez atrae más turistas por su comida y arquitectura colorida; la zona amurallada del casco histórico es un placer para los ojos. El recorrido termina en San Sebastián, conocida por el festival de cine, su amplia oferta gastronómica y las playas de mar azul en la Bahía de las Conchas. Los pinchos son uno de los platos más tradicionales de la comida vasca, ideal para acompañarlos con una caña al atardecer. Para los amantes de los platos gourmet, Arzak es el máximo exponente de la cocina vasca de autor y es uno de los restaurants más reconocidos del mundo que cuenta con tres estrellas Michelin. La carta está a cargo del aclamado chef Juan Mari Arzak y de su hija Elena Arzak. A pocos kilómetros, se encuentra la localidad Astigarraga, famosa por ser el epicentro de la tradición sidrera vasca; en la Sidrería Roxario se puede degustar sidra tirada de barril.Al cruzar la frontera española se encuentra la localidad pesquera de Hondarribia (Fuenterrabía en español) que cada vez atrae más turistas por su comida y arquitectura colorida; la zona amurallada del casco histórico es un placer para los ojos. El recorrido termina en San Sebastián, conocida por el festival de cine, su amplia oferta gastronómica y las playas de mar azul en la Bahía de las Conchas. Los pinchos son uno de los platos más tradicionales de la comida vasca, ideal para acompañarlos con una caña al atardecer. Para los amantes de los platos gourmet, Arzak es el máximo exponente de la cocina vasca de autor y es uno de los restaurants más reconocidos del mundo que cuenta con tres estrellas Michelin. La carta está a cargo del aclamado chef Juan Mari Arzak y de su hija Elena Arzak. A pocos kilómetros, se encuentra la localidad Astigarraga, famosa por ser el epicentro de la tradición sidrera vasca; en la Sidrería Roxario se puede degustar sidra tirada de barril.
Para más información:
www.saint-emilion-tourisme.com
Mayo 2016
